Bengaleses.com: Carta a Leonardo Matos Berrido, Presidente LIDOM

15.12.2010 13:12

Por: José Alberto Ortiz
Staft Bengaleses.com

 

SANTO DOMINGO.— El día catorce (14) de diciembre del año dos mil diez (2010) pasó a la historia como la fecha en que definitivamente, la institucionalidad de la Liga Dominicana de Béisbol quedó enterrada. En tal sentido y en ánimo de hacer un aporte a un aspecto que consideramos necesario para la supervivencia del campeonato nacional de béisbol invernal, hemos escrito una carta al presidente de la Liga, el doctor Leonardo Matos Berrido.

 
Estimado doctor Matos:

 

Me es muy poco grato escribirle esta comunicación, para expresarle el sentir de todos aquellos que damos seguimiento al pasatiempo nacional. Me hubiese gustado redactar esta misiva en otras circunstancias, sin embargo, el hecho de que la institución que usted preside está cerrada a las opiniones que puedan contribuir a fortalecerla, me obliga a hacerla pública, con la intención de que se detenga el derrotero que lleva el campeonato nacional de béisbol invernal.

 

Es nuestra convicción que la fecha del catorce (14) de diciembre del año dos mil diez (2010) quedó registrado en los anales del deporte dominicano como un día funesto. La resolución adoptada en ese día por la institución que usted preside, de no aplicar sus propios reglamentos, sancionando una conducta ilícita, marca el culmen del deterioro institucional que vive la Liga Dominicana de Béisbol desde hace unos años, afectando seriamente la credibilidad de las autoridades que rigen el campeonato nacional.

 

No me diga que la decisión de no aplicar el Artículo 50 del reglamento del torneo a la inscripción por parte de las Aguilas Cibaeñas de un lanzador que no estaba inscrito para participar en ese partido ante los Leones del Escogido, no fue tomada por usted, ya que la resolución aparece firmada por el vicepresidente Marcos Rodríguez, quien además preside la Comisión Técnica. Aunque usted se encontraba fuera del país en el momento de fallar sobre el reclamo presentado por la dirección del Escogido, usted más que yo sabe que nada se hace en la Liga sin su aprobación, tomando en cuenta que usted ha controlado de manera enérgica esa entidad durante los últimos veinte años.

 

La Liga Dominicana de Béisbol, como entidad rectora del principal campeonato deportivo que se lleva a cabo en el país, le debe una explicación al pueblo dominicano sobre el hecho de que ante una clara violación del reglamento del torneo por parte de las Aguilas Cibaeñas, la Liga decidió no aplicar el reglamento y en su lugar, decidió crear una solución salomónica, fundamentándola sobre una base legal insostenible e inaplicable al hecho juzgado.

 

La utilización de un jugador que no estaba registrado en la plantilla del equipo cibaeño debió ser sancionada, tal y como lo dispone el Artículo 50 del reglamento, con la confiscación del partido ganado por las Aguilas en esa noche. Sin embargo, la respuesta a la protesta formal presentada por el Escogido, la cual se fundó en el Artículo 50, consistió en una aplicación traída por los cabellos del Artículo 63, el cual faculta a la Liga a anular un partido protestado.

 

Doctor Matos, usted y yo sabemos que si existiera una instancia ante la cual se pudiera apelar dicha resolución, dicha apelación sería acogida, ya que la resolución de la liga desnaturalizó la objeción presentada por los Leones al resultado del encuentro. El Escogido protestó el partido debido al uso de un jugador que no estaba inscrito para participar en dicho encuentro y este club debió recibir una respuesta, basada en el mismo texto legal invocado por ellos, no una resolución salomónica al conflicto que se presentó.

 

A partir de la fecha de la decisión, muchos se preguntan si la violación del reglamento hubiese sido perpetrada por las Estrellas Orientales o los Toros del Este, la solución hubiese sido similar a la que se adoptó o simplemente, se hubiese aplicado de manera directa el Artículo 50.

 

Desconozco si usted se ha detenido a visionar las implicaciones de la decisión adoptada por la Liga. ¿Entiende usted que la resolución deroga tácitamente el conocido “sube y baja”? ¿Concuerda usted con nosotros en el sentido de que el fallo dictado hace innecesario el depósito diario de una nómina del partido por parte de los equipos? ¿Visualizó usted, antes de la resolución, la realidad de que se hace necesario modificar drásticamente los reglamentos del campeonato?

 

Seguimos con las preguntas: ¿Pudo usted descifrar el mensaje que la liga le envió a la comunidad beisbolera? ¿Está consciente usted de que dicho mensaje consiste en que se pueden violar flagrantemente los reglamentos de competencia? ¿Comprende usted que con conductas como la exhibida por la dirección técnica de las Aguilas, lo peor que puede sucederle a aquellos equipos que violen las reglas es la anulación del partido llevado a cabo y la oportunidad de jugarlo otra vez?

 

Cuando una institución decide no aplicar sus propios reglamentos y buscar salidas salomónicas para complacer a todo el mundo, pierde credibilidad entre sus asociados y entre aquellos que siguen sus actuaciones. Decisiones como las adoptadas el día catorce (14) de diciembre, ponen en riesgo la confianza que tienen en la Liga sus asociados y podría alejar del béisbol invernal capitales frescos que están tratando de revitalizar la actividad y darle un giro que impida una muerte prematura del campeonato.

 

Un principio elemental de mercadeo es que, cuando un producto pierde credibilidad, aquellos que consumen dicho producto, dejan de hacerlo. Si la Liga continúa perdiendo autoridad, el torneo dejará de ser seguido. Por si usted no se ha dado cuenta, el público comenzó a alejarse de los estadios, debido a que no recibe por parte de los anfitriones del espectáculo la más mínima retribución por el dinero que paga para presenciar un partido. Los seguidores de los equipos prefieren animar a los conjuntos desde sus casas o desde los centros de diversión. Imagínese usted que ahora el público decida dejar de seguir el campeonato.

 

Doctor Matos, no permita que nuestro pasatiermpo nacional perezca en sus manos. No repita el mismo error de los líderes del béisbol puertorriqueño, que después del éxito que tuvo en esa isla su campeonato nacional durante la década del 90, permitieron que su torneo se deteriorara hasta el punto que hoy está a punto de desaparecer. Por primera vez en su vida pública, ábrase a las críticas constructivas, sea humilde y entienda que usted no está en esa posición para complacer a nadie, sino para velar porque los reglamentos se cumplan de manera efectiva.

 

Quiera Dios que esta decisión adoptada por su institución no sea el principio de un fin lamentable. Quiera Dios que no sea usted quien conduzca al campeonato nacional a su muerte y desaparición del gusto del pueblo dominicano.

 

Atentamente,

 

José Alberto Ortiz B.

joseortiz@bengaleses.com